La fimosis es un estrechamiento de la abertura del prepucio (la piel que recubre el glande
del pene). La mayoría de los niños nacen con fimosis, ya que el 95% de los recién nacidos
presentan esta condición que se va revirtiendo lentamente desde el año de edad hasta los
3 años.
Para la Dra. Sandra Flores, cirujana infantil de Clínica Andes Salud Chillán, la causa es
fundamentalmente anatómica existiendo algunas situaciones que la predisponen, como realizar masajes y el control tardío de esfínteres prolongando el uso de pañales. “Puede darse, por ejemplo, cuando se tira de la piel de forma violenta y prematura en bebés y niños. También cuando se inflama el prepucio o el glande y cicatrizan, este tejido cicatrizado se contrae y se endurece ligeramente, lo que propicia la aparición de fimosis”.
El diagnóstico de fimosis es clínico, se establece cuando el prepucio no es retraíble total o parcialmente y se aprecia un anillo de estrechamiento, que se marca sobre la cabeza del glande. Al respecto, la profesional señala que “éste se realiza solo con la observación y el examen físico, no requiere exámenes complementarios”, afirma.
Tratamientos
Lo primero es consultar con un especialista, para que evalúe al niño y determine si se
trata de una fimosis. Si es así, se debe explicar a los padres que lo que corresponde es una
cirugía llamada circuncisión que consiste en resecar la zona estrecha de la piel y colocar
puntos alrededor del glande. “Es una cirugía que se realiza bajo anestesia general, de
manera ambulatoria y es de baja complejidad”, manifiesta la Dra. Flores, quien agrega que
“las complicaciones son de baja ocurrencia y pueden ser sangramiento, infección local
(balanitis), y estenosis de meato y recidiva”.
Recuperación
La duración de todo el acto quirúrgico es aproximadamente de 50 a 60 minutos, entre la
cirugía y la anestesia. Su cirujano le quitará el prepucio usando instrumentos quirúrgicos.
Los bordes de la piel se cerrarán usando puntos reabsorbibles y/o pegamento quirúrgico
especial. “El tiempo de recuperación promedio es de un mes, donde el niño puede volver
a realizar una vida normal, sin ningún tipo de consecuencias que afecten su salud”,
concluyó la cirujana infantil.