Las preocupaciones constantes, un descanso deficiente y las situaciones que se salen de nuestro control, pueden ser gatillantes del estrés, un estado de tensión física y emocional que también, podría afectar la salud digestiva y provocar enfermedades gastrointestinales. ¿Crees que hay una conexión? Te contamos más.
Todo lo que ocurre en el organismo tiene un sentido y trasfondo. En el caso del estrés, su misión primordial, es protegernos de las amenazas y asegurar nuestra supervivencia, a través de una serie de mecanismos que se originan en el cerebro.
El estrés es esencial, ya que le permite al cuerpo reaccionar ante el peligro. El punto es que, a nivel biológico, el cerebro sigue teniendo la misma estructura que la de nuestros antepasados, quienes tenían que escapar de animales o de otros seres humanos a diario. Ahora, las amenazas suelen estar en nuestra propia mente, y el cerebro, sigue percibiéndolo como algo que literalmente, pone en riesgo la vida.
Cuando el estrés es crónico, puede afectar la salud de diversas formas. De hecho, en enero de 2022, la Organización Mundial de la Salud reconoció oficialmente al “síndrome del burnout” o de “estar quemado” como una enfermedad -ingresándola a su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11)– que también es factor de riesgo para el desarrollo de otras patologías, como el cáncer y las enfermedades gastrointestinales.
¿Cómo afecta el estrés a las enfermedades gastrointestinales?
El sistema nervioso autónomo está formado por un conjunto de neuronas que regulan las funciones involuntarias y este, a la vez se subdivide en:
- Sistema nervioso simpático: tiene plena relación con el instinto de supervivencia y con el comportamiento que se activa en los momentos de alerta. Ante un estímulo que el cerebro percibe como amenazante, comienzan a surgir reacciones automáticas, como la aceleración de la contracción cardiaca, la sudoración, la activación de las glándulas suprarrenales para la descarga de adrenalina y cortisol, la dilatación de los bronquios y constricción de los vasos sanguíneos, redirigiendo el riego sanguíneo desde las vísceras, hacia los músculos.
- Sistema nervioso parasimpático: haciendo de “contraparte” del sistema nervioso simpático, el parasimpático fomenta la vasodilatación para redistribuir el riego sanguíneo hacia las vísceras, disminuye la frecuencia y la fuerza de la contracción cardiaca, favorece la excitación sexual, relaja los esfínteres para la expulsión de excrementos y orina, y aumenta los jugos digestivos. A grandes rasgos, está relacionado con el cuidado de las células y los tejidos.
¿Qué enfermedades digestivas se vinculan con el estrés?
El sistema digestivo es la principal interfaz entre el organismo y el mundo exterior, y el sistema inmunológico, el policía que fiscaliza todo lo que entra, para poder protegernos. Casi un 80% de las células inmunitarias de todo el organismo, se encuentran en el tracto gastrointestinal. Cada vez que comemos, el sistema inmunitario analiza si en ese alimento, hay amenazas, como virus, bacterias, hongos o parásitos”. Comenta el Dr. Carlos Aruta, gastroenterólogo de Clínica Andes Salud Concepción.
El especialista comenta que en este sentido, el estrés aumentar lo síntomas de ciertas enfermedades digestivas como:
- Síndrome de colon irritable: caracterizado por dolor, distensión abdominal, gases y diarrea, esta condición puede gatillarse o empeorar con el estrés, ya que este último, es capaz de desequilibrar las bacterias intestinales y debilitar la respuesta inmunitaria, favoreciendo la inflamación intestinal.
- Reflujo gastroesofágico: ante estímulos estresantes, las glándulas suprarrenales segregan adrenalina, hormona que aumenta la producción de ácido estomacal, inhibe el esfínter esofágico inferior y dificulta la digestión, empeorando los síntomas del reflujo gastroesofágico.
- Colitis ulcerosa: esta enfermedad provoca inflamación intestinal y úlceras, y sus síntomas característicos incluyen diarrea, a menudo con sangre, dolor abdominal y rectal. El estrés no es causa directa, pero puede empeorar los síntomas y la recurrencia de las crisis.
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